Bruce lee anotaba en su agenda los entrenamientos de cada día para comparar resultados y mejorar continuamente. Entrenaba diariamente unas 8 horas, sus actividades eran: ejercicios de calistenia, correr diariamente unos 16 km o la perfección de un determinado golpe o técnica. Quería ser siempre más fuerte y elástico, tenía una talla de 1,71 metros (5`7½") y pesaba 132 libras (59,87 kg).
El duro entrenamiento le permitió realizar sin trucos, proezas físicas proverbiales e increíbles, entre las cuales destacan: hacer un gran número de flexiones sobre dos dedos de su mano, derribar a luchadores que le doblaban en peso con su patada lateral, desarrollar una potencia de golpe a muy corta distancia (el golpe de puño de una pulgada), realizar una ágil e impecable patada voladora, una tremenda velocidad instantánea de golpes de puño (30 centésimas de segundo) debido a la cual sus sparring simplemente no veían el golpe que les derribaba, además de una destreza en armas tales como el nunchaku, el Bo (palo largo) y la técnica filipina de dos palos, Kali. Según él decía:
Lee adoptó además algunos esquemas de la esgrima, la lucha grecoromana y el boxeo en su estilo, aunque él no lo quería encasillar y llamarlo estilo, sino que decía que no existía ni tenía por qué existir un estilo predefinido para pelear. Lee desarrollo además técnicas de agarre, candados al cuello y adoptó desplazamientos de boxeo basándose en films de Cassius Clay.
La perfección por la técnica y el equilibrio, la solvencia y la coordinación, la impresionante rapidez de sus fintas, su admirable desarrollo físico y dominio corporal no ha tenido rivales que lo superen desde 1960 en su desempeño estético hasta hoy.
Sus imágenes, carisma e influencia en las artes marciales lo han transformado en un clásico. En vida tuvo a grandes estrellas del cine como sus seguidores y también alumnos suyos durante su estancia en Estados Unidos, entre ellos: James Coburn, Steve McQueen, Danny Innosanto, quienes fueron además sus amigos.